Adiós, Zopi, ruedas feliz, seguramente
- osegueraoso
- Apr 9, 2024
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Con un gran pesar escribo estas líneas. El Zopi, personaje entrañable, me llamó un día de 2018 a mi celular. Yo sabía quién era, pues escuchaba el programa y así se presentó: “Soy el Zopi, conductor de Bicitlán”. Me buscaba para invitarme a su programa y hablar de ciclismo urbano, ahora no recuerdo qué tema exactamente, pero eso fue la primera de varias llamadas.
Asistí al Instituto Mexicano de la Radio (IMER) un miércoles para esa charla breve y sustanciosa. Ahí lo vi por primera vez, sí me “cuadró” la voz con la imagen del personaje, pero más aún, la amabilidad de su persona y el entusiasmo por el ciclismo con el ser que estaba frente a mí.
Hicimos clic al inmediatamente, al menos él en mí. Era sencillo, directo, claridoso en su hablar, amable -como ya dije-, inteligente y claridoso. Si algo no quedaba claro, repreguntaba; si no se había dicho bien, pedía que se refraseara; si no se había entendido, solicitaba mejor dicción. Él lo tenía claro, él sabía muy bien cómo conducir su programa de ciclismo urbano.
Repetidas ocasiones fui al IMER y a últimas fechas, nos veíamos para grabar los audios en el Parque del Monumento a la Madre, en la Cuauhtémoc. En la tarde/noche, entre nubes de moscos y parejas que paseaban de la mano por ahí, Zopi y yo platicábamos de la vida, de su enfermedad, del trabajo y,

claro, luego grabábamos mi participación en el programa. Siempre fui prendido porque sabía que mi entrevistador era un “clavadazo” como yo del ciclismo urbano, de la cleta urbana y compartíamos esa pasión, aunque nunca rodamos juntos, curiosamente.
La vida nos trajo de aquí a allá, nos puso en otro tipo de trabajo juntos, donde él y María, su pareja, me invitaron. Ahí conocí otra faceta de Zopi, el hombre orquesta: un hombre preciso, claridoso y con un cerebro muy bien amueblado para codirigir un libro sobre unos regios industriales. Tanto él como María, me dieron línea, pauta y dirección para escribir unas cápsulas para dicha publicación. Fue un lujo trabajar con gente pensante y claridosa y sin dobleces. Gracias, Zopi; gracias, María.

Este año lo vi para grabar mi participación sobre rodillos y maneras de entrenar en casa. Me platicó de la mejoría de su salud, de su estado de ánimo y de cómo iba de a poco saliendo de la enfermedad, recuperándose, para ser preciso. Estaba contento, ya podía rodar, poco, pero había vuelto a subirse a la bicla. Se le veía sonriente y muy a gusto.
Zopi, gracias por extenderme la mano, gracias por invitarme a participar, por conocerte y por siempre tenderme la mano. Seguro que donde estés, ruedas feliz.
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