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Que te paguen por rodar... ¡va!

  • osegueraoso
  • Apr 4, 2024
  • 6 min read

¿Es hora de que los gobiernos empiecen a pagar a la gente por ir al trabajo en bicicleta?


Las bicis y las e-bikes son una fruta al alcance de la mano que puede resolver muchos problemas si se adoptan masivamente: la población estará más sana física y mentalmente, lo que reducirá los costos en salud; más gente que deje el coche en casa o no lo compre para ir al trabajo en bicicleta significa menos emisiones, lo que permite a los gobiernos cumplir sus compromisos climáticos.


Estos son solo algunos de los beneficios más evidentes. Mientras tanto, los coches y camiones hacen lo contrario y son una sangría para los recursos locales.





Lo que hay que hacer

En México, como ocurre con nuestros vecinos Estados Unidos, reina el automóvil, podría imponerse una idea tan poderosa como en algunas zonas de Europa: pagar a la gente para que vaya al trabajo en bicicleta. Mientras nuestras ciudades luchan contra la congestión del tráfico, la contaminación y el sedentarismo, es hora de plantearse un nuevo enfoque.


El siguiente paso, más allá de incentivar la compra de bicicletas eléctricas, es pagar a la gente para que vaya a trabajar en bicicleta y deje el coche en casa. A continuación, analizamos por qué ha llegado el momento de que México siga el ejemplo de Europa e incentive el uso de la bicicleta para ir al trabajo, y descubrimos las ventajas tanto para las personas como para el medio ambiente.


El auge de la bicicleta eléctrica

En una época en la que la sostenibilidad es primordial y la necesidad de opciones de transporte más ecológicas nunca ha sido tan acuciante, una revolución sobre dos ruedas está arrasando en Europa. Mientras que las bicicletas tradicionales han sido durante mucho tiempo un medio de transporte respetuoso con el medio ambiente, un nuevo actor ha electrificado la escena: la bicicleta eléctrica o e-bike.


Las bicicletas eléctricas o e-bikes han combinado a la perfección la comodidad del desplazamiento motorizado con los beneficios para la salud del pedaleo. Estas maravillas de dos ruedas están equipadas con un motor eléctrico y una batería que ayudan a los ciclistas a superar cuestas empinadas y a desplazarse a gran velocidad en sus trayectos diarios. Para muchos, estas bicics se han convertido en la solución perfecta, ya que les permiten llegar al trabajo sin sudar ni una gota y, al mismo tiempo, disfrutar de los beneficios de una actividad física moderada.





Dinero para los desplazamientos

El cambio hacia las bicicletas eléctricas no es solo una elección personal, sino también social, impulsada por innovadores programas de uso de la bicicleta en el trabajo. Estas iniciativas, frecuentes en muchos países europeos, adoptan la forma de incentivos fiscales que recompensan a los empleados por ir al trabajo en bicicleta en lugar de en coche. El concepto es sencillo: cambia las llaves del coche por los pedales de la bici, y tu nómina mensual recibe una bonificación libre de impuestos.


La tendencia de pagar a los belgas por ir al trabajo en bicicleta no solo va en aumento, sino que está a punto de convertirse en un mandato que revolucionará la forma de desplazarse al trabajo. En los últimos años, el número de empleados que reciben un subsidio para bicicletas ha aumentado, y se espera que esta tendencia ascendente continúe a medida que el subsidio para bicicletas en Bélgica se convierta en obligatorio.


En 2022, casi uno de cada tres empleadores (29%) en Bélgica proporcionó voluntariamente a sus trabajadores un subsidio para bicicletas. Esta subvención, calculada en función de la distancia recorrida en bicicleta, se ha convertido en una ventaja muy solicitada, y la proporción de belgas que se benefician se ha duplicado en solo cinco años, pasando de 7% en 2017 a 14% en 2022, según el proveedor de servicios de SD Worx.


La distribución geográfica de este beneficio varía, con Flandes a la cabeza, donde casi uno de cada cinco empleados privados (18%) recibe un subsidio para bicicletas, mientras que en Bruselas es un modesto 6%.


Lo que es aún más emocionante es la obligatoriedad del subsidio para bicicletas. Este cambio aumentará sin duda el número de ciclistas en las ciudades. Quienes se desplacen en bicicleta pero aún no dispongan de una asignación específica para bicicletas a través de un convenio colectivo recibirán una asignación exenta de impuestos de 0.27 euros por kilómetro a partir del 1 de mayo de 2023, frente a los 0.25 euros por kilómetro de 2022. El acuerdo entre el patrón y los representantes de los trabajadores en el Consejo Nacional del Trabajo garantiza que esta asignación cubra un máximo de 40 kilómetros diarios, lo que equivale a un máximo diario de 195 pesos (10.80 euros).


"En 2021, uno de cada siete empleados (14%) recibía el subsidio para ciclistas. Esto supone un descenso de un tercio: antes de la crisis era casi uno de cada cuatro (22%)", afirma Veerle Michiels, experto en movilidad de SD Worx, en un comunicado de prensa para la asociación comercial de vehículos eléctricos ligeros (LEVA). "El importe medio por ciclista y año aumentó de 1,331 pesos (73.9 euros) en 2019 a 1,642 pesos (91.2 euros) en 2020. Sin embargo, volvió a caer a 1,382 pesos (76.8 euros) durante los ocho primeros meses de 2021. El subsidio es un gran incentivo para que los empleados se suban a sus (e)bicis."





Un movimiento continental

En toda Europa hay numerosos incentivos fiscales y ayudan a la compra para los programas de uso de la bicicleta en el trabajo. El objetivo de estos programas es aprovechar las ventajas de cambiar el coche por la bicicleta. Menos coches en la ciudad significa menos congestión de tráfico y menos emisiones, lo que se traduce en urbes más limpias y eficientes.


Además, el uso de la bicicleta, ya sea tradicional o eléctrica, aporta numerosos beneficios para la salud. Diversos estudios han puesto de relieve las ventajas de la bicicleta, por lo que tanto los particulares como las ciudades salen ganando.


Sin embargo, los incentivos económicos son solo una pieza del rompecabezas. Para transformar realmente los hábitos de desplazamiento, es esencial invertir en infraestructuras ciclistas más seguras. Estas inversiones crean un entorno en el que el uso de la bicicleta no solo se fomenta, sino que también es seguro y cómodo.





El programa británico

Uno de los ejemplos de estos programas es el Cycle to Work Scheme del Reino Unido, introducido por el gobierno en 1999. Este plan permite a los ciclistas que trabajan en el Reino Unido ahorrar al menos 32% en el costo de una bicicleta y del equipo para montarla. Desde su creación, ha sido adoptado por más de 1.6 millones de viajeros que trabajan para 40,000 empresas diferentes, todo ello en pos de “unos desplazamientos más saludables al trabajo y una reducción de la contaminación ambiental”.


Impacto mundial de Bike to Work

Francia también se ha sumado al movimiento, ofreciendo hasta 0.25 euros por kilómetro recorrido en bicicleta al trabajo, lo que se ha traducido en un aumento de 50% de ciclistas activos durante la fase piloto.


En Italia, los incentivos varían según el lugar, y algunas regiones ofrecen hasta 0.21 euros por kilómetro para quienes se desplacen al trabajo en bicicleta. El gobierno también ofrece vales de movilidad para la compra de una bicicleta nueva.





¿Sigue España?

Y la revolución sigue extendiéndose. La Comunidad Valenciana ha introducido una subvención para la compra de bicicletas y vehículos de movilidad personal (VMP). También se ha presentado una propuesta a las Cortes Valencianas en la que se propone un incentivo no vinculante de hasta 6,480 pesos (360 euros) para los empleados que decidan ir al trabajo en bicicleta. El grupo responsable también aboga por deducciones en el IRPF y en las reparaciones, animando a más gente a abrazar la bicicleta.


Esta tendencia europea de pagar a los ciudadanos por ir en bicicleta es una relación de confianza, que depende de que los usuarios carguen manualmente sus kilómetros recorridos a través de aplicaciones móviles. Este enfoque podría convertirse pronto en un elemento básico en España, marcando otro paso hacia un futuro más sostenible.


A medida que los programas de uso de la bicicleta en el trabajo siguen ganando impulso, es evidente que las ruedas del cambio están en movimiento. Con Europa a la cabeza, el mundo observa cómo los trabajadores adoptan una forma más saludable y sostenible de ir al trabajo, pedaleada a pedaleada. Y las ciudades recogen los frutos.

 
 
 

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